sábado, 3 de noviembre de 2012

Duelo



Se cruzan sorpresivamente en medio de la noche,
se saben conocidas 
                  mentirosamente conocidas
y la ciudad es ring para los cuerpos que desamaron.

Tu perfil hace frente,
saca el pecho en un cara a cara violento,
se planta delante, intimida,
y con un dedo soberbio llama
a mi imagen de vos.
Ella va. 
Siempre va a reafirmarse en la cicatriz de tu boca 
y se enrosca en los tobillos hasta lastimar.

Ahí están las dos,
midiéndose los pasos, mostrando los dientes.
Que vos nada, que yo más, que vos nunca, que yo no,
que vos antes y yo tal vez ahora.

Minutos más, tus brazos desaparecen en la noche
y el pelo recogido te adelgaza la piel.
Te sobra nombre y seguro te confunden
los que pasan y empujan como si no hubieses venido.

En cambio mi imagen de vos descree del espejo.
Te niega de frente y le crecen virtudes.
Brilla, obstinada, inmaculada,
se ensancha como la sombra y el sol de costado.
Vos nada y ella más.
Que los ojos, que cómo calla,

Gana.
Te derriba y no es capaz de acercarte un vaso de agua
cuando de la ceja chorrea la sangre.
Siempre gana la imagen que no envejece.


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