Mueren mujeres en manos de hombres
Mueren los campos en manos de otros tantos
Lloran las madres a la hora de la cena
Gritan los hombres en la siesta del domingo
Y sin embargo
como
si no fuese razón suficiente para evitarlo
nos siguen creciendo niños
Nacen
frente
al mundo
a
fuerza de empujones
miles de niños nuevos inaugurando la mirada
Piden hasta el cansancio que el juego se repita
susurrando con apuro que no es tiempo para cobardes
Niños nuevos habitando el mundo
Sosteniendo entre sus manos la pregunta que aleja el destino
Nos crecen los niños, o uno solo
pero
ya alcanza
para vestir de estreno un mundo siempre viejo
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