La muchedumbre
enfurecida
sacudía
lo que les sobraba
mientras
el metal deformaba sus rostros
pedían ser
escuchados los mudos de ayer
desde
sus balcones
y la
muchedumbre enfurecida gritaba
el
hombre tras el micrófono decía y desdecía
sin que
nadie escuchara la mentira
porque
en la calle la muchedumbre enfurecida gritaba
en
cambio
y
descambiados
a esa
hora nosotros buceábamos
de ojos
y piel abiertos
algunas
voces brotaban puntiagudas
y tomábamos
aire para nadar más profundo
nadie
se enteró de nuestras banderas
porque
afuera la muchedumbre enfurecida gritaba